La creación artística como parte del proceso pedagógico
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«Si alguien se pusiese a copiar Las Meninas, totalmente con buena fe, al llegar a cierto punto y si el que las copiara fuera yo, diría: ¿Y si pusiera esta un poquito más a la derecha o a la izquierda? Yo probaría de hacerlo a mi manera, olvidándome de Velázquez». Quien dijo esto fue Pablo Picasso, que en 1957 pintó una serie de cuadros reinterpretando Las Meninas de Diego Velázquez. Ahora, de la mano de personas con diversidad funcional, llega una nueva versión de estas obras. Desde el 1 de diciembre hasta el 28 de febrero el Centro Cultural Bancaja de Valencia acoge la exposición "Picasso. Las Meninas y la vida".
La muestra reúne las creaciones de personas con discapacidad de 40 centros de Valencia inspirándose en las versiones que el pintor malagueño desarrolló de la obra de Velázquez. Pero "Picasso. Las Meninas y la vida" es tan solo una de las actividades organizadas durante la sexta Semana D-Capacidad Fundación Bancaja, una iniciativa que se celebra en torno al Día Internacional de las Personas con Discapacidad –el 3 de diciembre– con el objetivo de sensibilizar a la sociedad sobre la integración de estas personas en todos los ámbitos de la sociedad. Se realizan otras actividades como ApropiArte, un taller de arte para que personas con discapacidad, escolares y personas mayores intercambien sus papeles de monitores y alumnos, o Jugamos con Picasso, una gincana de entretenimiento y descubrimiento sobre el pintor, su obra y sus fuentes de inspiración a través de un recorrido por los concursos televisivos más populares. En definitiva, se trata de usar la experiencia artística como vía para la inclusión. En la foto vemos la propuesta de los alumnos de Koynos Amparo Cano, Sonia Calzada, Juan Antonio Giménez, Paloma Cámara y Noela Mora, coordinados por su monitor en Koynos Jaime Medina.
"El taller se ha convertido en un lugar donde pueden expresarse libremente"
A propósito de esta iniciativa de la Fundación Bancaja, hace algunos días entrevistamos a Jaime Medina, monitor en Koynos desde el año 2001 y responsable de uno de los talleres de artesanía del Centro Ocupacional, al que los usuarios acuden cuando ya son adultos y que "se ha convertido en un lugar donde pueden expresarse libremente. Cada uno se afirma tal y como es verdaderamente, sin tener la obligación de parecer, desde la singularidad y confianza en sus propias capacidades". Porque tener autonomía les da satisfacción y produce crecimiento personal, contribuyendo a la mejora de la calidad de vida.
¿Qué hacéis en el taller?
Es un taller de artesanía experimental. El objetivo principal es que disfruten de experiencias plásticas creativas y que hagan cosas atractivas e interesantes que trasciendan de alguna manera al tiempo que se impulsa la inteligencia artesanal.
¿En general, de qué disfrutan más los alumnos: del resultado o del proceso de creación?
Son más espontáneos que ambiciosos. Les encanta la acción por la feroz urgencia que tienen de expresarse y comunicarse y también de estar concentrados. Por supuesto, se sienten orgullosos cuando ven el producto o la obra acabados, porque perciben que han conseguido algo que es reflejo de su libertad.
¿Crees que habitualmente se piensa que las personas con discapacidad intelectual no son creativas?
Jean Debuffet, un pintor y escultor francés, afirmaba que todos tenemos un potencial creativo que las normas sociales actuales anulan y que, precisamente, esa fuerza aflora en las creaciones de personas que se mantienen al margen de la sociedad. Para referirse a este tipo de arte acuñó el término “Art brut” en 1945. El término se sigue utilizando hoy en día y podríamos decir que a esta corriente están adscritos nuestros artistas. Me doy cuenta de que si colaboras con ellos y les ayudas a expresarse por medio del arte van intelectualizando el proceso y ya saben que están produciendo cosas interesantes y atractivas, partiendo de una idea previa y ya no tanto sobre la marcha.
Normalmente se suele decir que las personas con discapacidad intelectual son muy emocionales. ¿Crees que es así. En qué afecta al proceso de creación?
Cierto. Suelen ser muy emotivos y cariñosos y en ocasiones algo confiados. Eso sí, son supervivientes natos: tienen sus miedos y sis traumas pero carecen de prejuicios. Son muy sabios a la hora de entfrentarse a dificultades y reveses de la vida. Muchas veces nos dan auténticas lecciones de convivencia y de cómo sobrellevar el dolor y el sufrimiento con humor y alegría.
A ti también te enseñan cosas…
Por supuesto. Me enseñan muchísimo y eso es lo que más me gusta de este trabajo. Son una fuente de inspiración.
Aparte de las habilidades artísticas, hablas también de libertad, de expresión. ¿Qué ámbitos se desarrollan paralelamente?
Todo lo creativo transforma. La imaginación es fundamental para desenvolverse en la vida, es una de las cualidades de la inteligencia y siempre es positivo estimularla porque puede ayudarte a progresar en todos los sentidos. Además, el Arte es una herramienta: el instinto creativo es una necesidad.
¿Es habitual que surja interés por las artes plásticas cuando se trabaja en el taller?
Por supuesto. Son muy receptivos a todo tipo de manifestaciones artísticas: desde la poesía a los diferentes estilos musicales, las artes visuales, el mundo del espectáculo... Les encanta el arte conceptual -de hecho suelen estar más predispuestos a lo conceptual que a lo figurativo-. Lo captan muy bien porque detectan el origen y el sentido de las propuestas de manera intuitiva.
¿Alguna anécdota?
En cierta ocasión, mientras me mostraba impresionado por la intensidad y amalgama de color de uno de los trabajos de José Domingo -uno de sus alumnos- que es muy inteligente y que tiene unas salidas increíbles dijo: “es que Jaime siente el color, como yo”. Aquello me reveló el sentimiento y la sinestesia con la que cargan sus creaciones, donde vuelcan sin reservas todo su intelecto y su mundo interior, como un manantial de psicodelia.
Podemos decir, entonces, que el uso de color es característico.
Son grandes coloristas. Consiguen vibraciones de color que perturban la retina provocando un efecto en el espectador, una cromoterapia, que es también lo que te engancha. En su proceso de creación artística hay desacatos continuos que resuelven con otros desacatos. Es una explosión sin llegar a la vulgaridad.
¡El Arte es una terapia en sí mismo! Te ayuda a transformar, es la primera puerta para comunicarse y matar la ansiedad.
Hablábamos antes del “art brut”. ¿Está bien visto o tiene esa carga marginal?
Nuestros artistas se mueven dentro del territorio del outsider art o arte marginal acuñado por el crítico de arte Roger Cardinal en 1972. Proviene del concepto del que hemos hablado antes, el Art Brut. Estos conceptos describieron el arte creado fuera de los límites de la cultura ofcial, incluyendo también a los artistas autodidactas, el naif, a los pacientes con problemas psiquiátricos, a los solitarios, los inadaptados, ancianos... Existen museos de este tipo de arte, ferias y grandes exposiciones, artistas consolidados y nombres que han logrado traspasar barreras y colarse en los más prestigiosos museos de arte contemporáneo.
¿Qué hay de terapia en el Arte?
El poder del Arte es inconmensurable. Es en sí mismo una terapia que produce múltiples beneficios en las personas: placer, equilibrio, emoción, protagonismo, comunicación, transformación... Da sentido a la vida. Es importante abrir las puertas de la experimentación plástica y recoger el talento y la vocación artística presentes en algunas personas con discapacidad, ya que todos nos beneficiamos al encontrarnos con mundos insospechados.
En fin. El arte plástico, el teatro, la danza, la música… son curativos, transformadores. Al final no se puede vivir sin ellos.