Hacer fotos, ¿por qué no?
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Felipe Alonso es fotoperiodista con más de 25 años de experiencia. Hace algunos años, desde Barcelona y debido a la crisis del sector en el que trabaja, pensó en crear “algo diferente”: una agencia de fotógrafos con discapacidad intelectual. De ahí a crearla sólo tuvo que pasar por un cambio de ciudad que le inspiró para empezar “Nos, why not?”. “La fotografía es una profesión muy bonita y variada. Ahora que las cámaras de fotos tienen programas fantásticos, pensamos en colaborar con personas con discapacidad intelectual y enseñarles fotografía profesional”. El fundador de Nos, why not? siempre ha tenido interés por las personas con discapacidad intelectual, aunque ningún miembro de su entorno más cercano lo es. “Por cuestiones de la vida me vine a Coruña hace cinco años y como es pequeña, me pareció la ciudad ideal para hacerlo”. “Nosotros, ¿por qué no?” ¿Por qué no hacer fotos? Felipe tenía claros los beneficios de esta actividad para los voluntarios, pero también sabía que debía conseguir una repercusión internacional, puesto que “no tenemos subvenciones de ningún tipo, decidimos que el nombre fuera fácil también fuera de España; el ‘nos’ es un guiño a Galicia”.
El primer problema es que no existen fotógrafos con discapacidad intelectual.
“El proyecto empezó queriendo convertirse en una agencia de fotógrafos con discapacidad intelectual, pero el primer problema es que no existen fotógrafos con discapacidad intelectual que consigan, además, una calidad profesional, así que lo primero que tuvimos que hacer fue formarlos en el campo de la fotografía durante dos años para que pudieran salir a la calle con la cámara”. Este proyecto, que combina la seriedad por el trabajo y las ganas de pasarlo bien, tiene además repercusión en la vida de los fotógrafos que forman parte de él: “la fotografía tiene unos beneficios terapéuticos muy bestias. Aprenden a analizar cosas, ganan mucho en relaciones sociales. Personas que al principio eran muy calladas ahora son más extrovertidas”, nos cuenta Felipe Alonso. Durante la conversación con Felipe también pudimos hablar con Rosa y Vicente, dos de los fotógrafos de NWN en Galicia. Vicente, de 57 años, no había hecho fotos antes de conocer a Felipe y unirse al proyecto: “al principio era un poco complicado usar la cámara, pero ahora está bien. Es un aliciente. Conoces a gente, ves mundo. Nunca habría imaginado conocer al alcalde de A Coruña”, cuenta entre risas. “Me ha cambiado el carácter, ahora soy más hablador. Además, antes caminaba y ahora paseo, me fijo en las cosas”. Nos cuenta Felipe que los fotógrafos adquieren cultura visual y que les cambia mucho la manera de ver las cosas. De verlas o de sentirlas… Rosa tiene 25 años, tiene discapacidad intelectual y es invidente desde que nació. “Hago fotos, también participo en algunas charlas y descubro el mundo con los colores”. Aunque no los ha visto nunca, ahora ha aprendido a sentirlos a través de la música, nos cuenta que “antes de estudiar la fotografía lo veía todo negro, no me llamaba nada la atención, ni las fotos; me hacían una foto y… hala, pues ya está”. Para Rosa, el color rojo es AC/DC. Felipe destaca que este es uno de los ‘momentos’ con los que se queda, cuando Rosa empezó a sentir los colores: “nunca ha visto los colores y ha ganado una curiosidad increíble por el mundo”. Aunque parezca contradictorio, en la fotografía con invidentes complica más las cosas la discapacidad intelectual, puesto que hay que memorizar bastantes reglas y técnicas. “En estos momentos hay 11 fotógrafos en total que ya han enseñado a más de 100 personas con diversidad funcional en A Coruña, Santiago, Ferrol y Vigo, en Galicia; en dos asociaciones en Madrid y en Terrassa y Sabadell en Catalunya”. La calidad de las fotografías ha sido un aspecto clave desde el principio de esta andadura. “Yo soy fotoperiodista y sé que si quieres que funcione un proyecto como este tiene que haber muchas personas unidas para que la cosa se quede en un grupo que hace algunas fotos al año. Había que profesionalizarlo lo máximo posible, si no ofrecíamos una calidad decente, similar a la de cualquier fotógrafo profesional, no iba a funcionar”, afirma Felipe.
“Esto de cambiar la vida, hay que reconocer que a algunos sí que se la habéis cambiado”
El trabajo como fotógrafos tiene un impacto enorme en la calidad de vida de los colaboradores: “me gusta cuando hacemos charlas y hacerle fotos a las flores. Llevo dos años haciendo fotos y antes era más tímida, aunque me cuesta un poco hablar a la gente, pero ya no tanto”, cuenta Rosa. “Que alguien me diga algo por una foto, que me de la enhorabuena, me llena de satisfacción, porque tardo mucho en sacar una foto y me cuesta mucho, al tener esta discapacidad, me cuesta muchísimo”. Al fundador de NWN, Felipe Alonso, también le ha cambiado la manera de entender su profesión y, en general, la manera de entender la vida, pues “te importan más las personas, es un aprendizaje continuo”. A los fotógrafos, “pensar qué reportajes hacer, coger un libro de fotografía, mirar las fotos de otros… en el caso de Rosa, tocar algo y saber imaginarse el color. Son novedades importantes para ellos. En una fundación en Madrid me dijeron que «esto de cambiar la vida, hay que reconocer que aquí hay algunos a quienes sí que les ha cambiado»”. Aunque no han conseguido la foto de Felipe VI y no sabemos si Vicente conseguirá hacerle una a Raphael o Rosa a Alejandro Sanz, está claro que algo ha cambiado NWN en la vida de estas personas. Os animamos a seguir sus andaduras, en su web, en Facebook y en Twitter. Si no lo hacéis… os perderéis fotos como esta de Benjamín.