¿Lectura fácil? Lectura para todos

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El símbolo o pictograma de la lectura fácil es una persona leyendo un libro con un pulgar hacia arriba en la portada.

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El acceso a la información es una de las piezas fundamentales en la sociedad actual. Hemos de celebrar que las Tecnologías de la Información y la Comunicación han facilitado a muchísimas personas poder estar en contacto con otras, así como poder estar al tanto de lo que ocurre, a su alrededor o en cualquier parte del mundo. Sin embargo, al mismo tiempo que se habla cada vez más de la ‘democratización de las comunicaciones’, advertimos que buena parte de los ciudadanos no tienen un acceso tan fácil a la información; nos referimos a las personas con discapacidad intelectual, con trastornos de la comunicación o cualquier tipo de discapacidad relacionada con el habla o la visión.

Si queremos que lo que tenemos que contar llegue al máximo de personas posibles, tendremos que asegurarnos de construir los puentes necesarios para que todos podamos cruzarlos. Conocidos son los subtítulos, la audiodescripción, los dispositivos para lectura en braille… pero fuera del entorno de la discapacidad no estamos tan familiarizados con la redacción y adaptación de textos en lectura fácil.

¿Qué es la lectura fácil?

Es una herramienta que potencia la accesibilidad informativa que consiste en una forma de redacción sencilla y que permite que todos puedan entender un texto, bien sean personas con discapacidad intelectual o que tengan dificultades en la comprensión lectora o personas que no hablen bien la lengua en la que escribimos.

El artículo 9 de la Convención de Naciones Unidas trata sobre los derechos de las personas con discapacidad y recoge el derecho a la información accesible, lo que les ayuda a poder tomar sus propias decisiones y a alejar al máximo la posibilidad de que sean ignoradas o que otras personas decidan por ellos.

Algunas claves de redacción

  • Haz frases cortas y pon cada frase en una línea.
  • Dirígete directamente al lector, de «tú» o de «usted».
  • Evita las metáforas, los dobles sentidos y las siglas y acrónimos.
  • No es recomendable usar extranjerismos (por ejemplo: “tecnología wearable”) o latinismos (por ejemplo: “estaremos así sine die”).
  • En la medida de lo posible, evita las oraciones en pasiva y con subordinadas.
  • No uses volados en los números ordinales: “la 5 edición” mejor que “la 5ª edición”. Tampoco números romanos.
  • Usa viñetas cuando vayas a hacer listas (como las de este fragmento de texto), se entienden más fácil que muchas palabras separadas por comas.
  • Prescinde de las abreviaturas siempre que puedas.
  • Agrupa toda la información sobre un mismo tema y distingue bien un cambio de bloque temático.

Algunos errores comunes

  • No identificar la lectura fácil: si has preparado un texto de acuerdo a los principios de la lectura accesible, indícalo desde el principio, en forma de texto y usando el logotipo diseñado por el proyecto “Inclusion Europe”. Puedes encontrarlo haciendo clic aquí.
  • Redactar textos para lectura fácil no significa infantilizarlos.
  • Piensa bien cuál es el mejor formato para presentar la información: para algunas personas puede ser más fácil comprender a través de imágenes (como fotografías o pictogramas) que a través de texto escrito.
  • Centrarse solo en la redacción del texto: cuida también los colores de fondo, el contraste entre las letras y el fondo, el tipo de letra (sans serif, de palo seco o lo más clara posible, sin ser demasiado fina).
  • Las mayúsculas. Al contrario de lo que mucha gente pueda pensar, escribir un texto TODO EN MAYÚSCULAS dificulta mucho más la lectura.

Como consejo final, si estás preparando un texto que pretendes que sea comprensible para todos, asegúrate de contar con la opinión de una persona con discapacidad intelectual que te ayude a hacer las últimas modificaciones para que tu texto en lectura fácil sea lo mejor posible.